ESTE BLOG ESTÁ DEDICADO A MI FAMILIA: EN EL HAY RETAZOS DE MI VIDA QUE ELLOS NO CONOCÍAN Y QUE NO QUIERO QUE SE QUEDEN EN EL OLVIDO, PUES OLVIDAR ES MORIR.
ESPERO VIVIR SIEMPRE EN LA MEMORIA DE LAS PERSONAS QUE AMO.

lunes, 28 de octubre de 2013

La vida no vale nada


LA VIDA, NO VALE NADA
CHARLAS CONMIGO MISMA
            Hoy, viendo las noticias en el televisor me di cuenta de que la vida humana no vale nada, si no, solo hay que ver como matar a 25 personas lo barato que le ha salido a la etarra esa, y que prisa se han dado lo jueces españoles en soltarla...¡¡Bendito sea Dios!! Ya sé que el estado tiene que acatar lo que los tribunales han dictaminado, pero yo, que soy una inculta y no entiendo ni de leyes ni de nada, pienso que las leyes las podrían haber cambiado antes, gobernara quien gobernara; sobre todo para estos casos y otros como esos, no que  los familiares de las víctimas, se encontrarán en la calle con la asesina u asesinos de sus seres queridos.
¿Por qué no reformaron esa ley y pusieron la cadena perpetua? Ahora nada se puede hacer ante la insensibilidad de los jueces de Estrasburgo, y la complacencia de los nuestros.
Lo dicho, la vida no vale nada, y lo peor de todo es que salen a la calle como Dioses del Olimpo, pavoneándose y arropados por tanto y tanto canalla como hay suelto, y para más burla, con un sueldo o una indemnización que pagamos todos con nuestros impuestos...¡¡Una tomadura de pelo  sin duda!!  
No sé a dónde vamos a llegar en esta España tan democrática como dicen que tenemos, pero que yo no la veo por ninguna parte.
Solo hay justicia para los villanos y los ricos, y si no, tiempo al tiempo, y ya veréis como a nadie de los que se han llevado (y se siguen llevando) el dinero de todos, ninguno pisará la cárcel, siempre habrá algo a lo que  sus grandes abogados puedan agarrarse, o alguna triquiñuela legal para salirse con las suyas y disfrutar del dinero puesto a buen recaudo en los paraísos fiscales.
Espero y deseo, que haya otra vida después de la muerte, y sea verdad lo que Jesucristo dijo...¡¡Sera mas difícil que un rico entre el cielo, que un Camello pase por el ojo de una aguja!! Yo deseo que así sea.

CARTA AL CIELO, PARA UNA HERMANA MUERTA



               CARTA AL CIELO, PARA UNA HERMANA MUERTA

Mí querida hermana: hoy especialmente me he acordado de ti; me desperté temprano, me levanté de la cama y, calzándome las zapatillas rojas de terciopelo que me regalaron mis hijas por Navidad, entré en el aseo. Por la ventana entraba un sol maravilloso. Era una mañana de esas cálidas de primavera.
Salí al jardín y, al lado de  casa detrás de la higuera, hay un pequeño espacio descuidado, solo hay un algarrobo y un olivo, ya sabes al  que me refiero, ese del transformador de la luz. Miré hacia él y vi unas lindas margaritas  silvestres con sus alargados pétalos blancos y su botón amarillo en el centro, esas que tanto te gustaban cuando éramos niñas, y te seguían gustando de mayor. Entré en el descuidado sitio abriéndome paso entre la maleza que las rodeaban hasta llegar a ellas.
Una a una, las fui cortando hasta hacer un hermoso ramo; llegué a casa y entré en el salón para coger un jarrón de cristal, lo llené de agua y puse en él el lindo ramo de margaritas. Pensé dejarlo en el salón, pero me dije: “¡Nadie las va a ver!, pues ese salón está siempre cerrado”. Así que opté por la entradita, un pequeño pero coqueto espacio, que da paso a las demás dependencias de la casa. En la pared, un espejo con un marco de cristal color burdeos y aplicaciones pintadas en oro le da más amplitud al habitáculo; un ángel de plata sobre la mesita de hierro negro y encimera de cristal y una cajita para guardar las llaves, son el complemento que acompaña al jarrón de cristal tallado donde puse las flores.
En ese lugar las puede ver quien entra y quien sale, y disfrutarán  más de su belleza. Viéndolas yo, mis pensamientos se fueron casi sin darme cuenta a nuestra infancia; recordaba cuando éramos  niñas, las dos siempre cogidas de la mano corriendo por la dehesa donde nos criamos, y nos tumbábamos sobre esa alfombra de flores de mil colores que parecía un tapiz y  que rodeaba las encinas de troncos retorcidos, junto a los alcornocales, retamas y abulagas. Nos tumbábamos boca arriba las dos mirando ese cielo azul diáfano e infinito; y disfrutábamos del aroma que nos traía la brisa de la tarde. Olía a tomillo, romero, a la floresta que tiene nuestra tierra; veíamos el vuelo del águila que daba vueltas tal vez buscando su inocente presa; y a las queridas cigüeñas, que poco a poco habían construido su hogar de palo y ramas donde criar a sus polluelos.
¡Qué tiempos, querida hermana! Parece que fue ayer y hace ya tantos años...
¿Te acuerdas de aquel día, cuando saltamos la tapia del jardín del amo? El abuelo no quería que entráramos y nosotras lo hacíamos a escondidas; queríamos ver cómo el pavo real, esa hermosa ave del paraíso, coqueto, abría su gran cola de abanico, sus plumas
azules  y doradas, dignas de la paleta del mejor pintor; se pavoneaba haciéndole la rueda a su amada que lo miraba con ojos de admiración.
Recordé esas noches tan largas de invierno escuchando las bellas leyendas que nos leía nuestro querido padre; o las del verano, durmiendo en la era sobre la “parva” de trigo, listo para ser trillado a la mañana siguiente, cuando el rocío mañanero ya se hubiera evaporado por el sol.
¡Cuántas vivencias y cuántas más podríamos haber tenido, si la muerte no te hubiera llevado tan temprano, querida mía! Tú te quedaste dormida, con ese sueño del que nadie despierta, tan dormida, que incluso a la muerte le dio pena despertarte y mandó a un ángel para llevarte hasta el lucero del alba sin hacerlo.
¡Cuánto te extraño, querida hermana! Pero tengo la esperanza de que, el día en que el tren de mi vida llegue a su última estación, tú me estarás esperando en ese lucero del alba que tantas noches y mañanas admirábamos juntas; y padre nos decía que era un lejano planeta llamado Venus. Estoy segura, querida, de que allí las dos podremos disfrutar y gozar de la vida eterna.
¡Descansa en paz, dulce hermana!


lunes, 21 de octubre de 2013

CUENTO

                         EL JARDÍN DE EROS

La noche se cernía sobre la Ciudad de Bagdad: el cielo parecía un espejo de estrellas relucientes y la luna llena,  asomaba su blanca cara entre ellas.
Yo quise ver a esa luna más cerca y dirigí  mis pasos hacia la puerta; crucé el gran salón del palacio todo cubierto de mármol blanco, casi nacarado; mis pies dejaban su huella en la gran alfombra Persa del salón.
 Abrí la gran puerta de madera, con aldabas de oro reluciente, y un soplo de brisa acarició mis mejillas.
La luna me miraba con ojos de hada, y al momento vi cómo se acercaba una carroza tirada por dos caballos alados, blancos como la nieve, y sus crines relucían como la plata; la luna, me invito a que subiera a esa linda carroza y yo,  obedecí.
Cruzamos raudos como centellas la gran ciudad de Bagdad; a lo lejos veía las cúpulas del palacio de mis padres, y una intensa niebla cubrió por completo toda  la ciudad: cuando la niebla se disipó, la carroza se posó sobre un bosque encantado.
 Me bajé de la carroza, y me senté sobre la tierra amarillenta; la luz de la luna descendía sobre mi cabeza, como radiante rosa temprana de otoño, hermosa y fuerte.
Entonces comprendí, que estaba en el jardín de de Eros, y esperé pacientemente a que llegara ese amor para mi tan deseado: En un claro del bosque donde corría manso un arroyuelo; mis ojos atónitos contemplaban el sensual baile de unas ninfas semidesnudas. Seguí caminando bosque adentro, mientras mis pies pisaban una alfombra mullida de hojas secas y amarillas, que yo apenas las notaba de embelesada que estaba ante tanta belleza.
La brisa me traía un olor a madreselvas, y Venus me miraba con ojos de reina y a lo lejos oía el rumor del agua del  arrollo manso y el croar de unas ranas cantarinas, que me parecía música celestial.
Montado sobre un unicornio azul, llegó mi amor tan deseado. Su cabello era rizado y rubio como un querubín; su tez blanca de armiño; sus labios rojos, como granada recién abierta; su cuerpo de mimbre y nardo; sus ojos como turquesas me miraban con pasión y deseo.
Bajándose, extendió sus manos hacia mí y en ese momento nos sumimos el uno en el otro, sintiendo nerviosos el calor de nuestros pechos, bebiendo en la fuente del placer, y nuestros labios ardientes se besaron.
A través del bosque de Eros, fuimos despacio, embriagados de penumbra y estío, alzamos los ojos a las estrellas, agradeciéndoles su brillo embriagador.
De pronto, volví a la realidad; y  comprendí que era solo una linda quimera, que jamás pisaría ese maravilloso lugar, y nunca vendría  ese amor para mi tan deseado, que tal vez, para mí este vedado.

Esperanza Mena Sáenz.  17 de Octubre  20013






sábado, 19 de octubre de 2013

BENDITA RUTINA






          ¡¡BENDITA RUTINA!!
   CHARLAS CONMIGO MISMA

Yo debo de ser espíritu de contradicción, pues todo el mundo dice...¡¡Maldita rutina!! Y yo al contrario la bendigo.
Esto es, porque he tenido un verano de locos; mi casa parecía una fonda, con razón me llaman fonda esperanza... Parece que se ponen de acuerdo todos los amigos y familiares, y el mes de Agosto, ha sido un sin parar, y yo siempre metida en la cocina, para satisfacer a todos, y encima contenta pues eso quiere decir que tengo amigos y mucha familia, que no todo el mundo puede decir lo mismo jajaja.
Así que, bendita rutina, ahora todo está en su lugar, me levanto cuando me apetece y viceversa; no es lo mismo cocinar para dos, que para seis u ocho, así puedo dedicar mi tiempo libre a lo que más me gusta, que en este caso, es escribir mis charlas y mis pobres poemas.
La vida está llena de sorpresas: Yo, una simple ama de casa que nunca pisó un colegio, veo publicadas mis charlas en una revista digital...¡¡Es como un milagro para mí!!  Por lo que le doy las gracias  a Salvador, y a Mercedes, pues ellos han obrado el milagro, y yo les estoy eternamente agradecida por su gran ayuda, sin ellos nunca hubiera podido realizar mi sueño.