EL ARTE DE PASEAR
CHARLAS CONMIGO MISMA
En estos tiempos
modernos que vivimos, el paseo es algo fundamental para nuestra salud, pero el
paseo en sí, es todo un arte.
Hay que saber
pasear, no es solo andar por andar: a mí me encanta pasear por jardines rodeada
de árboles frondosos y de bellas flores; suelo sentarme en un banco para
contemplar todo lo que hay a mi alrededor. El otro día (sin ir más lejos)
sentada en ese banco, vi llegar a un señor mayor caminando lentamente, sus
pasos eran seguros no vacilantes, traía un libro en sus manos, y con parsimonia
se sentó enfrente de mí, saco sus lentes como si fuese un ritual, y se puso a
leer tranquilamente... La verdad es que el sitio invitaba a la lectura, había
un silencio solo roto por el trino de un jilguero que revoloteaba de rama en
rama.
A lo lejos, una
parejita se hacían tiernas caricias, ajenos a los demás, el amor es así nada le
asusta ni le detiene, y yo mirando corre la vida, todo me parecía un poema por
escribir.
Seguí sentada en
el banco, como si no existiese el tiempo ni el espacio, absorta en mis
pensamientos, viendo pasear a toda clase de personas, y cada una de ellas,
llevan el arte por dentro, los mayores; con sus años a cuesta, los jóvenes, con
el amor llamando a sus puertas, y los niños...¡¡Ay, los niños!! Son la
esperanza del futuro y la alegría de los parques, sus risas claras y
espontaneas le dan a la vida un nuevo sentido...
Por eso me
encanta pasear por jardines llenos de plantas y cascadas, donde el agua tiene
su protagonismo, el murmullo de sus surtidores te invita a relajarte y ver
poesía en todo lo que te rodea.