LA LITURGIA
DEL TOREO 1ª PARTE
CHARLAS CONMIGO
MISMA
Ya sé, que hay mucha gente a la que no le gusta la fiesta de los toros, y
dicen que es una barbarie y mil cosas más.
Yo discrepo y digo, quien habla así es porque no conoce el mundo del toro
de lidia ni la liturgia del toreo. El toro es el animal más bello y poderoso de
la tierra, se cría rodeado de atenciones y su vida es por, y para la fiesta,
sin ella, no existiría ese animal tan bravo y bello.
Yo respeto las creencias de la gente, pero también pido que respeten a los
que nos gusta esa fiesta y no hagan tanta demagogia sobre ella.
Ysi quieren hablar de barbarie, solo tienen que visitar un matadero...
La fiesta tiene su liturgia, y es hermosa tanto antes de la corrida, como
en toda la lidia: es una lucha a muerte entre toro y torero, la fuerza contra
la inteligencia y el arte, en ella se conjuga la belleza y la estética, belleza
del toro, y estética del torero. Todo lleva su “tempo” y su arte...
Ya en el Hotel, el mozo de espadas va acomodando en una silla la ropa que
el matador ha de vestir por la tarde; con sumo mimo, va dejando calzoncillos
largos, camiseta, camisa, medias blanca de lino, y otras de color rosa, faja y
corbatín, tirantes, taleguilla, chaleco, chaquetilla, castañeta, montera y
capote de paseo, que siempre se coloca en el respaldo de la silla con el forro
hacia fuera.
Terminado esto, el mozo de espadas, se ocupara de la comida del maestro
(que debe ser ligera) un poco de caldo una tortilla a la francesa y fruta.
Llegados a la plaza, las fotos de rigor con los admiradores que casi no les
dejan entrar en el callejón: primera visita, sin dudar a la capilla, donde cada
diestro reza a su imagen predilecta o de su devoción. Luego en el patio, el ritual
de colocarse el capote de paseo con toda
la parsimonia necesaria, montera calada
hasta los ojos, y el mozo de espada, estirara si hay alguna arruga para que
todo este impecable para el “paseíllo”
Suena el clarín anunciando que la plaza está despejada y el torero junto a
su cuadrilla salen al ruedo con paso
ceremonioso y pausado. Detrás los picadores con sus cabalgaduras bien
pertrechadas, todos saludan al presidente que en su palco, lleva la batuta de
la corrida.
De nuevo suenan clarines y timbales, y se abre el portón de los sustos de
donde sale un bello toro dispuesto a vender cara su vida, y no se lo va aponer
fácil al torero; sus afilados pitones son su signo de identidad y van avisando
de lo que pueden hacer...
De rodillas ante la puerta de chiqueros, el torero lo recibe con una larga
cambiada, demostrando su valentía y diciéndole al toro que venderá cara su
vida. Llegada la suerte de varas, salen
a la plaza los “montados” o picadores, que son los encargados de amoldar la
embestida del morlaco para hacer que la “faena” sea todo lo pura que los
cánones mandan. Luego en el ruedo solo el toro y el torero se medirán la
fuerza, la inteligencia y la bravura, formaran un nexo y nos dejaran ver ese
gran espectáculo llamado toreo.
Otro día, seguiré hablando conmigo misma, sobre la liturgia del toreo. pues
hay mucho que contar sobre el arte de Cuchares...