TRECE MONEDAS DE PLATA
En un ángulo del espacioso salón, hay un pequeño
mueble estilo Ingles, y guardado en uno de sus
cajones un cofre de madera de pino, tintado con anilina y envejecido con
betún de Judea; os tengo guardadas, mis 13 monedas de plata de cien pesetas.
Estabais recién salidas de la fábrica de Monedas cuando mi enamorado me las regaló
para sellar con ellas una promesa de amor.
Vosotras, fieles testigos de ese momento, en el
que una joven con sueños hermosos, una
mañana feliz entraba en la pequeña Iglesia de un Barrio humilde de Madrid, con
paso lento pero seguro por la alfombra roja.
Vestida de blanco roto, con adornos de guipur y
plumas de marabú en el vestido, tocada con un velo de tul ilusión y en sus
trémulas manos (que apenas podía sujetar), un ramo de Camelias blancas recién
cortadas.
Vosotras mis fieles aliadas, esperabais pacientes
en una bandeja de plata que sostenía en sus manos un monaguillo. Yo nerviosa,
esperaba ese momento en el cual el sacerdote las puso en manos de mi futuro
marido y él me las dejo caer en las mías como símbolo de los bienes que íbamos
a compartir en esa vida que estábamos comenzando.
Cuando termino la ceremonia, todos estaban pendientes
de vosotras mis lindas monedas, los monaguillos pensando que alguna se les
podía quedar en la bandeja, el cura, las miraba con ojos de... ¿Serán para la
iglesia? ¡No! mi ya marido las cogió y se las guardo en el bolsillo de su
Chaqué y al llegar a casa yo os guarde en ese cofre donde habéis vivido junto a
mi todos los momentos de mi nueva vida.
¡Cómo pasa el tiempo! Aunque no por vosotras que
seguís igual, solo habéis perdido ese fulgor de estrellas que despedíais el día
de mi boda, ahora estáis oscurecidas madamas; que eso se quita con un buen
limpia plata, pero ¿Y yo, con que me puedo limpiar? ¿Cómo me puedo quitar el
rastro que han dejado los años sobre mí? ¿Dónde se fue la tersura de mi piel?
Ya se apagó hasta el brillo de mis ojos, y poco ha quedado de esa joven que
ilusionada entraba en esa Iglesia. ¡¡Que daría yo por tener esas primaveras!! Y
lo pasado, pasado.
Pero eso es pedir un imposible ya lo sé, y estoy
contenta con lo que tengo, porque cada
arruga, cada pliegue de mi piel me dice que he vivido
Tengo que daros las gracias por vuestra fidelidad,
siempre a mi lado contra viento y marea, compañeras fieles de todos los
acontecimientos felices he infelices, testigos mudas de tantos avatares y
mudanzas, pero nunca os quedasteis en ningún trastero olvidadas, pues vosotras
sois el Arca de mi Alianza, y aunque la vida en algunos momentos fue muy dura,
nunca os saque de ese cofre donde reposáis.
Habéis sobrevivido conmigo a tiempos difíciles de
la vida, hemos resistido como rocas ante el temporal, el viento nos llevo de un
lugar a otro, pero nunca pudo separarnos; han desaparecido seres muy amados,
mas vosotras permanecéis fieles a mi lado como un talismán.
Juntas hemos recorrido hermosos parajes, visitado
lindos pueblos, y ahora ya en la plenitud de mi vida, ya de vuelta a la casa de siempre, mi deseo
es que permanezcáis a mi lado hasta el momento de mi muerte, y que vosotras
sigáis siendo testigos fieles de lo que siga sucediendo en años venideros, y os
quedéis como recuerdo de un amor que fue rubricado con esas trece monedas de
plata.