ESTE BLOG ESTÁ DEDICADO A MI FAMILIA: EN EL HAY RETAZOS DE MI VIDA QUE ELLOS NO CONOCÍAN Y QUE NO QUIERO QUE SE QUEDEN EN EL OLVIDO, PUES OLVIDAR ES MORIR.
ESPERO VIVIR SIEMPRE EN LA MEMORIA DE LAS PERSONAS QUE AMO.

domingo, 1 de junio de 2014

TRECE MONEDAS DE PLATA



TRECE MONEDAS DE PLATA

En un ángulo del espacioso salón, hay un pequeño mueble estilo Ingles, y guardado en uno de sus  cajones un cofre de madera de pino, tintado con anilina y envejecido con betún de Judea; os tengo guardadas, mis 13 monedas de plata de cien pesetas. Estabais recién salidas de la fábrica de Monedas cuando mi enamorado me las regaló para sellar con ellas una promesa de amor.
Vosotras, fieles testigos de ese momento, en el que una joven con sueños hermosos,  una mañana feliz entraba en la pequeña Iglesia de un Barrio humilde de Madrid, con paso lento pero seguro por la alfombra roja.
Vestida de blanco roto, con adornos de guipur y plumas de marabú en el vestido, tocada con un velo de tul ilusión y en sus trémulas manos (que apenas podía sujetar), un ramo de Camelias blancas recién cortadas.
Vosotras mis fieles aliadas, esperabais pacientes en una bandeja de plata que sostenía en sus manos un monaguillo. Yo nerviosa, esperaba ese momento en el cual el sacerdote las puso en manos de mi futuro marido y él me las dejo caer en las mías como símbolo de los bienes que íbamos a compartir en esa vida que estábamos comenzando.
Cuando termino la ceremonia, todos estaban pendientes de vosotras mis lindas monedas, los monaguillos pensando que alguna se les podía quedar en la bandeja, el cura, las miraba con ojos de... ¿Serán para la iglesia? ¡No! mi ya marido las cogió y se las guardo en el bolsillo de su Chaqué y al llegar a casa yo os guarde en ese cofre donde habéis vivido junto a mi todos los momentos de mi nueva vida.
¡Cómo pasa el tiempo! Aunque no por vosotras que seguís igual, solo habéis perdido ese fulgor de estrellas que despedíais el día de mi boda, ahora estáis oscurecidas madamas; que eso se quita con un buen limpia plata, pero ¿Y yo, con que me puedo limpiar? ¿Cómo me puedo quitar el rastro que han dejado los años sobre mí? ¿Dónde se fue la tersura de mi piel? Ya se apagó hasta el brillo de mis ojos, y poco ha quedado de esa joven que ilusionada entraba en esa Iglesia. ¡¡Que daría yo por tener esas primaveras!! Y lo pasado, pasado.
Pero eso es pedir un imposible ya lo sé, y estoy contenta con lo que tengo, porque  cada arruga, cada pliegue de mi piel me dice que he vivido
Tengo que daros las gracias por vuestra fidelidad, siempre a mi lado contra viento y marea, compañeras fieles de todos los acontecimientos felices he infelices, testigos mudas de tantos avatares y mudanzas, pero nunca os quedasteis en ningún trastero olvidadas, pues vosotras sois el Arca de mi Alianza, y aunque la vida en algunos momentos fue muy dura, nunca os saque de ese cofre donde reposáis.
Habéis sobrevivido conmigo a tiempos difíciles de la vida, hemos resistido como rocas ante el temporal, el viento nos llevo de un lugar a otro, pero nunca pudo separarnos; han desaparecido seres muy amados, mas vosotras permanecéis fieles a mi lado como un talismán.

Juntas hemos recorrido hermosos parajes, visitado lindos pueblos, y ahora ya en la plenitud de mi vida,  ya de vuelta a la casa de siempre, mi deseo es que permanezcáis a mi lado hasta el momento de mi muerte, y que vosotras sigáis siendo testigos fieles de lo que siga sucediendo en años venideros, y os quedéis como recuerdo de un amor que fue rubricado con esas trece monedas de plata.

No hay comentarios: