ESTE BLOG ESTÁ DEDICADO A MI FAMILIA: EN EL HAY RETAZOS DE MI VIDA QUE ELLOS NO CONOCÍAN Y QUE NO QUIERO QUE SE QUEDEN EN EL OLVIDO, PUES OLVIDAR ES MORIR.
ESPERO VIVIR SIEMPRE EN LA MEMORIA DE LAS PERSONAS QUE AMO.

lunes, 21 de octubre de 2013

CUENTO

                         EL JARDÍN DE EROS

La noche se cernía sobre la Ciudad de Bagdad: el cielo parecía un espejo de estrellas relucientes y la luna llena,  asomaba su blanca cara entre ellas.
Yo quise ver a esa luna más cerca y dirigí  mis pasos hacia la puerta; crucé el gran salón del palacio todo cubierto de mármol blanco, casi nacarado; mis pies dejaban su huella en la gran alfombra Persa del salón.
 Abrí la gran puerta de madera, con aldabas de oro reluciente, y un soplo de brisa acarició mis mejillas.
La luna me miraba con ojos de hada, y al momento vi cómo se acercaba una carroza tirada por dos caballos alados, blancos como la nieve, y sus crines relucían como la plata; la luna, me invito a que subiera a esa linda carroza y yo,  obedecí.
Cruzamos raudos como centellas la gran ciudad de Bagdad; a lo lejos veía las cúpulas del palacio de mis padres, y una intensa niebla cubrió por completo toda  la ciudad: cuando la niebla se disipó, la carroza se posó sobre un bosque encantado.
 Me bajé de la carroza, y me senté sobre la tierra amarillenta; la luz de la luna descendía sobre mi cabeza, como radiante rosa temprana de otoño, hermosa y fuerte.
Entonces comprendí, que estaba en el jardín de de Eros, y esperé pacientemente a que llegara ese amor para mi tan deseado: En un claro del bosque donde corría manso un arroyuelo; mis ojos atónitos contemplaban el sensual baile de unas ninfas semidesnudas. Seguí caminando bosque adentro, mientras mis pies pisaban una alfombra mullida de hojas secas y amarillas, que yo apenas las notaba de embelesada que estaba ante tanta belleza.
La brisa me traía un olor a madreselvas, y Venus me miraba con ojos de reina y a lo lejos oía el rumor del agua del  arrollo manso y el croar de unas ranas cantarinas, que me parecía música celestial.
Montado sobre un unicornio azul, llegó mi amor tan deseado. Su cabello era rizado y rubio como un querubín; su tez blanca de armiño; sus labios rojos, como granada recién abierta; su cuerpo de mimbre y nardo; sus ojos como turquesas me miraban con pasión y deseo.
Bajándose, extendió sus manos hacia mí y en ese momento nos sumimos el uno en el otro, sintiendo nerviosos el calor de nuestros pechos, bebiendo en la fuente del placer, y nuestros labios ardientes se besaron.
A través del bosque de Eros, fuimos despacio, embriagados de penumbra y estío, alzamos los ojos a las estrellas, agradeciéndoles su brillo embriagador.
De pronto, volví a la realidad; y  comprendí que era solo una linda quimera, que jamás pisaría ese maravilloso lugar, y nunca vendría  ese amor para mi tan deseado, que tal vez, para mí este vedado.

Esperanza Mena Sáenz.  17 de Octubre  20013






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